Ni un ápice de ganas de estar sin ti

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No me apetece estar aquí, no me apetece plantar los codos en el pupitre y estudiar tema tras tema tras tema para llegar mañana a clase y hacer dos exámenes, y así día tras día, ni me apetece terminar la semana de exámenes y organizar la exposición, y que cuando acabe de organizarla tener que estar pendiente de ella a la vez que termino trabajos para el final de evaluación, en los que me juego notas finales, ni ir agobiada hasta la noche del sábado cuando no me puedo ni relajar, seamos francos, entre unos y otros no puedo ni estar un minuto sin pensar en preocupaciones, mayores o menores, que solo los primeros minutos de la mañana cuando aun estoy desorientada me siento libre de pensamientos. Y que entre las dos y media y las tres de la madrugada de un sábado cualquiera de un mes cualquiera algo consiga hacerme olvidar cada mísera duda de cada pequeño rincón de mi atolondrada cabeza loca para simplemente sentir que estoy irremediablemente viva y soy consciente de ello, es el mayor regalo y el peor castigo que he recibido, porque ahora solo busco volver a sentirme así minuto a minuto.

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